Buscad en el infinito

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Paseo de los Eucaliptos

sábado, 12 de noviembre de 2011

DESDE RUSIA CON AMOR

                                          
                                             INTERIOR DEL KREMLIN DE MOSCÚ.
                                                  LAS CATEDRALES.

El relato de dos viajes en un país llamado
Rusia.

      Dos viajes he realizado a Rusia. La primera vez en el año 1988, cuando aún se denominaba a aquella integración de naciones, pueblos, etnias, culturas, historias, LA URSS, esto es, UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS, siendo Rusia la élite principal, y por segunda ocasión, después de veinte años, y en la misma estación, otoño, en el año 2008, Rusia de nuevo, integrada en el mundo occidental y con reminiscencias de aquella Federación de Repúblicas.
      Mi impresión, después de haber transcurrido esos veinte años y en los que aquella Unión de Repúblicas se desmembró, fue en algunos momentos optimista. En otras muchas horas de aquella segunda vez, pesimista.   
      Voy a intentar de explicar estos dos sentimientos, a saber, el optimismo y el pesimismo que se producían aleatoriamente dentro de mí ante la contemplación de la nueva Rusia, y los recuerdos y sensaciones que me abordaron en aquella primera vez que presencié aquellos lugares del ingente "bloque comunista". 
     El primer viaje, comprendía "Rusia y Asia Central. Éste fue un viaje de diecisiete días que realizamos entre finales de septiembre hasta la primera quince del mes de octubre, el cual recuerdo con mucho agrado y aún nostalgia, por aquella mi primera visión de un mundo totalmente diferente a esta sociedad occidental en la que hemos ido creciendo y dependiendo de ella.
    Nada más lejos de la realidad occidental, consumismo, sociedad del bienestar, capitalismo, la competitividad en las marcas de todas clases,  el poder adquisitivo, y aquella otra sociedad del socialismo soviético, en la que no existía competitividad, ni marcas, ni consumismo, ni modas occidentales. Solamente un comunismo acendrado y visionario decayente de aquel ideal de la Revolución de 1917, donde los soviets quisieron desplazar aquella autocracia dictatorial del Zar Nicolás II.

                                              
                                                  PLAZA ROJA DE MOSCÚ,
                                      CON LA CATEDRAL DE SAN BASILIO.

         
     Son muchas las diferencias que encontré en ambos viajes. Para empezar, recuerdo a través del transcurso de los años, en la impresión que me dio el Aeropuerto de Moscú. Enormemente grande y desangelado, con una luz amarilla, muy debilitada y donde no vi publicidad, ni tiendas. El control de los pasajeros era aún más estricto que en la segunda vez que fui. Nos mantuvieron durante bastante rato en los servicios de inmigración, controlando cada rasgo, cada nombre, cada firma, que coincidiera con exactitud con todos los datos del pasaporte, que minuciosamente controlaba el policía o militar encargado de tal gestión.
     Ya una vez en el exterior y sobre las ocho y media de la tarde, nos esperaba un autocar con su guía, para trasladarnos al hotel de Moscú. Igualmente pude percibir la luz amarillenta que surgía de todas las farolas, y que era muy débil, como la del interior del aeropuerto. Iluminadas las calles por esa vaga luminaria, mezclábase con una neblina que nos hacía difícil la visión de las calles, escasas de viandantes y con muy poca tracción de vehículos, solamente algunos coches “Lada” oficial de la URSS, y que era muy parecido al Seat 124, o prácticamente igual. Ello añadido a un olor a gasóil muy impactante que inundaba la atmósfera, fue la primera visión que tuve de Moscú, después de ocho horas de vuelo en el avión  vía MADRID-MOSCÚ,de la compañía soviética oficial AERO-FLAT, pudiendo distinguir en una de las alas del mismo, las siglas CCCP, la cual era: UNION DE REPUBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS, en ruso: Сою'з Сове'тских Социалисти'ческих Респу'блик: Soyuz Sovétskij Sotsialistícheskij Respublik.
   En aquellos años de 1988, aún yo consideraba el comunismo como el mejor sistema político para la igualdad entre seres. Por lo tanto, mi viaje a la URSS sería además del placer por viajar y conocer, descubrir algo de esa Unión Soviética, que tanto temor y críticas despertaban en occidente, máxime aún en mis lugares de trabajo, poco menos anclados no ya en la Edad Media, sino en la Europa de las Monarquías absolutas. En aquellos años veíamos a la Unión Soviética, como un "bicho malo"  que privaba a sus habitantes de cualquier indicio de libertad, tanto política como religiosa, de cualquier progreso o de las comodidades suficientes para vivir, tal como lo entendemos en Occidente.
                                                                                                              


                                  MAPA DE LA UNIÓN DE REPÚBLICAS
                                         SOCIALISTAS SOVIÉTICAS.


       Realmente cuanto presencié en aquellos días demostraba un país más que carecía de modernización, comparado con algunas de las ciudades europeas o españolas. Imaginemos España, sobre los años cincuenta y sesenta. No sabía en un principio si ello se debía a aquella atmósfera que sobrecogía a Moscú o Leningrado, o las ciudades de Asia Central, o tal vez a la carencia de algunos alimentos básicos, como leche, pan o frutas, o quizá más aún, a aquella estricta disciplina militar y policial que existía entonces. Aún en la segunda ocasión también lo pude percibir. Grandes grupos de militares cadetes, entre los diecisiete y veintiún años.
   El símbolo de la Unión Soviética, y aún lo sigue siendo de Rusia, es la Estrella Roja de cinco puntas. Grandes estrellas rojas que figuran en la cúpula de algunos edificios emblemáticos, como por ejemplo, en diversas torres que forman parte del Kremlin de Moscú:                      
                                 TORRE CON LA ESTRELLA DE CINCO PUNTAS DE
                                                        CRISTAL DE RUBÍ                                          
                                           
   








1 comentario:

  1. Querida prima, espero que continúes con este tema. Me gustaría saber todas las diferencias y saber qué opinas. Por qué cayó ese sistema, si la teoría era tan buena para las personas y los pueblos. ¡Claro! que luego está la interpretación que cada cual hace de la teoría para llevarla a la práctica.
    Bueno ya dices tú, que lo vivistes en primera persona.
    Besos.

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