CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA.
TOMATES VERDES FRITOS, el valor de la superación personal.
Título original: Fried Green Tomatoes
País: USA
Año: 1991
Duración: 120 minutos
Director: Jon Avnet
Reparto: Mary Stuart Masterson (Idgie), Mary-Louise Parker (Ruth), Kathy Bates (Evelyn),
Jessica Tandy (Ninny).
Film dirigido por Jon Avnet y basado en la obra homónima de Fanny Flagg, se ha repuesto en la 2 de
Televisión Española, la película “Tomates verdes fritos”, una película que nos habla de aquella América profunda
diversificada en dos etapas, una de ella ambientada en los años treinta y la
otra posterior próxima al último tercio del siglo XX. Mediante un diálogo
diegético, a través de una de las cuatro protagonistas que encumbran la trama, Jessica Tandy, da vida a la Sra. Ninny
Trheadgoode, anciana recluida en un
asilo, a la que el azar le da a conocer a otra de las mujeres, Evelyn Couth, a quien da vida la
incomparable Kathy Bates (recordémosla en Misery),
manteniendo una historia dentro de la historia de estas dos protagonistas. Dos
historias paralelas en el argumento, que no en el tiempo nos introducen en la
vida de Evelyn, ama de casa madura y en plena crisis existencial o emocional
que siente su vida es inútil, con un marido, Ed, al que solo le interesa los
partidos de béisbol televisivos y tomar mucha cerveza. Una historia al fin y
cabo, igual al de muchas mujeres norteamericanas, europeas o de este mundo, del primer o tercer mundo, ignoradas por sus maridos. La octogenaria Ninny, a través de flashbacks
(analepsis), la traslada en las diversas ocasiones que la visita en
el asilo, a una historia anterior, en la que el valor, la amistad de dos amigas
(Ruth e Idgie) y la fuerza de superación de aquellas dos mujeres,
hará cambiar por completo a Evelyn, transformándose en una
mujer nueva con la chispa de complicidad ante la historia de Ninny y al grito ¡Towanda!
En la paralela historia de las
dos amigas, recreada por medio de los flash-backs, el director también nos introduce en las dos historias de una época pasada, donde el racismo imperaba y donde asimismo la violencia machista generaba horrores. Las dos protagonistas, Mary Stuart Masterson y Mary-Louise Parker, por medio de sus respectivas Idgie y Ruth, nos muestran el símbolo de la amistad y el coraje de hacer frente a fatalidades y desgracias, mientras con gran ánimo van regentado el café al borde de la vía, en un rural entorno de Alabama, donde darán, entre otros platos, tomates verdes fritos. Ingeniosa receta que da título al film, del que se espera el triunfo de la complicidad y del amor. Una película que debería figura en la estantería de la videoteca de casa para recordar la belleza de la amistad, el romanticismo del paisaje sureño de los Estados Unidos, esos coches y letreros que se alternan con el verde del paisaje, el barro de los caminos y unos primeros planos muy cuidados, para hacernos protagonistas de las complicidades como en una pequeña familia y rehacernos al grito de ¡Towanda!
@corduva73 MARIA DOLORES73