Buscad en el infinito

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Paseo de los Eucaliptos

viernes, 28 de febrero de 2014

CINE: TOMATES VERDES FRITOS

Comentario nº 4
CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA.

TOMATES VERDES FRITOSel valor de la superación personal. 
 Créditos  
 Título originalFried Green Tomatoes
  País: USA
Año: 1991
Duración: 120 minutos
Director: Jon Avnet
Reparto: Mary Stuart Masterson (Idgie), Mary-Louise Parker (Ruth), Kathy Bates (Evelyn), Jessica Tandy (Ninny).
     Film dirigido por Jon Avnet y basado en la obra homónima de Fanny Flagg, se ha repuesto en la 2 de Televisión Española, la película “Tomates verdes fritos”,  una película que nos habla de aquella América profunda diversificada en dos etapas, una de ella ambientada en los años treinta y la otra posterior próxima al último tercio del siglo XX. Mediante un diálogo diegético, a través de una de las cuatro  protagonistas que encumbran la trama, Jessica Tandy, da vida a la Sra. Ninny Trheadgoode,  anciana recluida en un asilo, a la que el azar le da a conocer a otra de las mujeres, Evelyn Couth, a quien da vida la incomparable Kathy Bates (recordémosla en Misery), manteniendo una historia dentro de la historia de estas dos protagonistas. Dos historias paralelas en el argumento, que no en el tiempo nos introducen en la vida de Evelyn, ama de casa madura y en plena crisis existencial o emocional que siente su vida es inútil, con un marido, Ed, al que solo le interesa los partidos de béisbol televisivos y tomar mucha cerveza. Una historia al fin y cabo, igual al de muchas mujeres norteamericanas, europeas o de este mundo, del primer o tercer mundo, ignoradas por sus maridos. La octogenaria Ninny, a través de flashbacks (analepsis), la traslada en las diversas ocasiones que la visita en el asilo, a una historia anterior, en la que el valor, la amistad de dos amigas (Ruth e Idgie)  y la fuerza de superación de aquellas dos mujeres, hará cambiar por completo a Evelyn, transformándose en una mujer nueva con la chispa de complicidad ante la historia de Ninny y al grito ¡Towanda!
En la paralela historia de las dos amigas, recreada por medio de los flash-backs, el director también nos introduce en las dos historias de una época pasada, donde el racismo imperaba y donde asimismo la violencia machista generaba horrores. Las dos protagonistas, Mary Stuart Masterson y Mary-Louise Parker, por medio de sus respectivas Idgie y Ruth, nos muestran el símbolo de la amistad y el coraje de hacer frente a fatalidades y desgracias, mientras con gran ánimo van regentado el café al borde de la vía, en un rural entorno de Alabama, donde darán, entre otros platos, tomates verdes fritos. Ingeniosa receta que da título al film, del que se espera el triunfo de la complicidad y del amor. Una película que debería figura en la estantería de la videoteca de casa para recordar la belleza de la amistad, el romanticismo del paisaje sureño de los Estados Unidos, esos coches y letreros que se alternan con el verde del paisaje, el barro de los caminos y unos primeros planos muy cuidados, para hacernos protagonistas de las complicidades como en una pequeña familia y rehacernos al grito de ¡Towanda! 

Tomates verdes fritos (1991) Poster


MDGZ

@corduva73 MARIA DOLORES73



Comentario político: Mensajes en una botella

 Comentario Nº 2º. Mensajes en una botella.

    En este curso de la Uned estoy estudiando la Literatura Española de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Comenzamos con el Modernismo y la "Generación de 98" a los que siguen, ya sabemos, la del 14, la del 27 a la que posteriomente lle siguen la literatura del exilio y de ahí a nuestros días; literatura, Muy acertadamente, Marichar, ha denominado a esa parte de nuestras Letras desde el 98 al 36, "La segunda edad de oro" o "Edad de Plata" de la Literatura Española, por desgracia, violentamente suspendida por los acontecimientos del 36. A mi parecer, la Generación del 98 fue una de las más proliferas de España, por sus temas a tratar, su crítica a una época y a una literatura realista aburguesada; el desastre que supuso para España la pérdida de sus últimas colonias -Cuba, Puerto Rico, Filipinas-, y el dolor reflejado en los escritores de aquella etapa; la profunda formación filosófica de Miguel de Unamuno, la retórica en tono menor de Pío Baroja, los sentimientos hacia España y Castilla de Maeztu o Azorín, o el valor de la Hispanidad, y la poesía honda, sencilla, elocuente, veraz y sentida de Antonio Machado. Aquí, es donde me he parado, he reflexionado y advertido que no tanto en el tiempo como en la realidad histórica por la que comúnmente atraviesa España, todos deberíamos llevar en mente aquel poema de "Proverbios y cantares" que tanto me recuerda a esa ancestral división hispana:
                                                 "Españolito que vienes
                                                 al mundo, te guarde Dios.
                                                  Una de las dos Españas
                                                  ha de helarte el corazón".
      Ustedes podrán preguntarse ¿Qué tiene que ver esta España, con aquella otra? ¿A qué viene ese poema sentencioso y desgarrador en la España del siglo XXI?  Hoy la cosas han cambiado. Los tiempos son diferentes",... ¿Están seguros? ¿Tan diferente es aquella España de miseria de ésta otra de miles y miles de parados? ¿Tan diferente era esa España de mordaza y pandereta de la que hoy vivimos, en la que vemos como día tras otro se aprueban Decretos-Ley, Decretos y Leyes que son claramente anticonstitucionales?
        Sí, en paralelo, tienen mucho que ver las dos, como en otras etapas históricas de esta piel de toro que siempre se desvanece en pretextos. Esta España que navega entre una clase alta política, económica, muy precaria culturalmente, muy corrupta, con grandes atentados a los fondos públicos, y otra España que con muy pocas posibilidades, con escasos recursos, por no decir en muchísimos hogares, ninguno, van a la deriva, con desahucios y normas leoninas. Una España trabajadora y humilde, a la que descaradamente le roban sus derechos sociales, sus libertades públicas, hallándose privada de la posibilidad más digna, el derecho a trabajar.
      Y en estos momentos, pensionistas, jóvenes, trabajadores que a los cincuenta años se encuentran en el desempleo, personas impedidas, familias enteras, niños,... están resarciendo al país de los desfalcos y estafas que durante años ha cometido una clase política corrupta y que ahora está saliendo a la luz, aunque solamente sea en un 5% del total. Derechos sociales, derechos políticos, derechos públicos, fundamentales, Sanidad, Educación, Cultura, por los que tanta sangre derramaron nuestros predecesores, son vulnerados por los de siempre, encumbrados en su poder en esas "náusea de borracho ahíto de vino malo, un rojo sol corona de heces turbias las cumbres de granito"... (Machado: El mañana efímero) Poesía de Antonio Machado.
            
      Una vez más, tendremos que visitar a nuestros viejos escritores y poetas para gritar y cambiar nuestro destino. La chimenea no arde de por sí. Hay que remover las ascuas continuamente. 



MDGZ.
MARIA DOLORES73. @corduva73               





 

domingo, 23 de febrero de 2014

CINES DE VERANO, un pasado en blanco y negro



Artículo I (2)
CINES DE VERANO DE CÓRDOBA. Un pasado en banco y negro




      Vemos una reproducción de un folleto anunciando el estreno en el cine Fuenseca de Córdoba de la película "Algún día volveré Flame of Barbary Coast". Los mensajes son sugerentes y atrayentes que intenran rea recabar la atención de toda clase de público. Sabemos que este film fue producido en el 1945, y que el protagonista principal, John Wayne, destacaba por su buen hacer en la interpretación, conocido ya por los espectadores cordobeses de los años cuarenta los cuales se volcaban ante magnánimo galán en los variados cines de verano que proliferaban por los barrios castizos de la ciudad de la Mezquita.
       La instantánea del pasquín está en blanco y negro. Al igual que en la Cámara Lúcida de Roland Barthes, esta fotografía está reproduciendo un momento único, ya lejano a nuestro siglo XXI. Un momento que se dio en ese año de 1947, si la fecha que, manuscrita, figura al margen izquierdo de la cabecera de la propaganda "3-10-47" es la correcta, pienso en la vida que estos folletines pudieron tener de mano en mano, de repartidor a espectador, de casa en casa o de bar en bar. A la entrada de los cines,  o en cualquier rincón de la ciudad, mostrando la difusión cinematográfica que por aquellos años era el boom y parte de la historia de la vida cordobesa que a grandes bullas habitaban por unas horas las terrazas de los cines de verano de la ciudad en los meses del estío, únicos lugares habitables de la ciudad. Entonces, en esas calurosas noches cordobesas todo el mundo conocía quien era Gary Cooper, Tyrone Power, Clark Gable, Rita Hayworth o Silvana Mangano y redichos tal y como se escriben. (ver entrada  "Cines de verano de nuestra Córdoba" en mi blog). Y todo el mundo ya sabía de la película La diligencia, o de GARY-COOPER-solo-ante-el-peligro o Murieron con las botas puestas sonriendo ante un Errol Flynn y ante una erótica Gilda a pesar de la censura y cortes de los negativos.


  Otro momento de la abultada proliferación que suponía el entretenimiento de las gentes lo vemos en este folleto del "Cine Zarco", (actual cine Olimpia) donde con una foto vintage  se anuncia la película Puño de Hierro 20 Mule Team (1940 film))    donde aparece un avanzado Wallace Beery, y debajo señalando otro momento de distracción a Cantinflas.

    Éstas y otras películas, las del Oeste americano, indios y vaqueros, cine bíblico o a las producciones españolas de Lola Flores y Manolo Caracol, Estrellita Castro o Antonio Molina o Imperio Argentina, Amparito Rivelles o Alfredo Mayo, constituían el germen de los cines de verano que abundaban en la parte antigua de Córdoba. Cines como el Florida, allende el Huerto Hundido, Cine Iris, Cine Ramos, Cine Andalucía, Cine Córdoba Cinema, Cine Astoria, Terraza Magdalena, Terraza Góngora que era del cine y teatro Góngora, Coliseo, el cine de la plaza de toros, "El Coso de los Tejares", o el cine Zarco, Delicia, Cine Fuenseca, o el Rinconcito,... todos estos y otros muchos más, al compás de "salaillos" pipas, gaseosas de bolilla, agua del pozo y sillas de enea, en las que abundaban cientos de chinches, circunstancia a la que la clase pobre de Córdoba y no tan pobre estaba más que acostumbrada. Eran años de pobreza y de posguerra. Después al transcurrir del tiempo la mayoría acabaron siendo bloques de pisos, cocheras, bancos o simplemente solares. 
   Esos momentos en los que se expandía la publicidad anunciante de películas nacionales y americanas quedaron grabados en la retina de nuestros mayores. También de nosotros mismos, no tan jóvenes ya, que asistimos en los años sesenta a muchísimas sesiones y recuerdan aquel instante en el que los pasquines pasaron de mano en mano, o se encontraban revoloteando por los suelos. Un fugaz santiamén sin importancia en su momento, pero de una trascendencia pasmosa en nuestro actual mundo, donde el dios tecnología lo abarca todo y todo lo puede. Pero que como decía Barthes, la cámara asevera esa milésima de segundo que perdura para siempre. Deja una huella indeleble para la historia y tiene algo de mágica nostalgia que hace parar el tiempo e indagar en todo aquello que en un instante fue.

                                Cine Góngora-Inauguración.jpg         
 
Cine en la Plaza de Toros de                                Pasquín Cine Góngora.
             los Tejares.



MDGZ
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sábado, 22 de febrero de 2014

El blanco y negro del pasado


      Hola a todos. En referencia a los trabajos mandados para la realización del curso de Extensión universitaria de Campus Noroeste de la UNED, denominado "Taller de escritura en Internet. Del comentario político a la creación literaria", aquí dejo uno de los primeros trabajos que nos han mandado



                 Artículo I (1)

El blanco y negro del pasado.
       A propósito del artículo de Antonio Muñoz Molina “La factoría de la nostalgia”, publicado en el País Cultura, el 15 de febrero de 2014, dos ideas se me han colado por entre los recuerdos. Una de ellas, se refiere a la obra de Roland Barthes “La cámara lúcida”, un ensayo y antología a través de lo que sería el pasado en el presente de la fotografía. Un tándem entre el recuerdo y la imagen que de ese recuerdo se fija fotográficamente en nuestra mente. Una imagen en blanco y negro de una persona, un paisaje o un monumento que fue, ha sido, es y no volverá a ser. Solamente en ese Spectrum del que habla Barthes en su Cámara Lúcida, contemplando las fotografías de seres nuestros, como auténticos actores de cine, o la de Fred McDarrah en la ola de protesta norteamericana, hallamos el momento del blanco y negro en la añoranza de la adolescencia o juventud que compartimos.
    Muertos ya en esa factoría de la nostalgia de la que habla Muñoz Molina, también un Cooper en el Oeste Salvaje de High noon como sheriff Kane, magnánimo de la epopeya de la colonización norteamericana. Un premio en blanco y negro que barruntó los años indelebles de esa América profunda que cabalgaba desde aquel expresionismo abstracto de otros aires en la expresión artística del siempre renombrado Jackson Pollock, ídolo y fe yankee, o la new mode de Dylan, de un Andy Wharhol contrastado en su imagen fotográfica blanquinegra y sus pop arts de estridentes pero ingeniosos colores, a aquellas reservas de auténticos moradores de las llanuras, desiertos y montañas rocosas bien dadas a la libertad y a un talismán de rituales y magias de nativos, que ni el mejor Green go comprenderá jamás en ese amor idólatra de los Estados Unidos para una cultura globalizar, y que tanto en un Muñoz Molina me llama la atención en el imperio neoyorkino y de una doble moral americana.
      Como si surgiera en los acuciantes espacios del metro de Nueva York, años sesenta, la Revolución del 68, el Mayo francés, la Primavera de Praga, o la revuelta estudiantil en México, o rememorar el blanco y negro de los liberadores disturbios del Stonewall In, poseemos esa chaqueta beat que nos hizo en el retrato de aquellos nuestros “ídolos” sentir cuanto vivíamos. Pero es que aquello que vivimos en ese instante ya estaba en el pasado, en ese ojo óptico que captó lo que en un instante dejo de ser. Así Bob Dylan en ese banco puesto al sol dejó de ser en un relámpago, para pasar a otro Dylan, el Dylan de unos segundos después o el Dylan que cautivó con su mensaje libertario a las masas, aún blanco y negro, y que unas claudicaron, otras sucumbieron al progreso falsificado de una sociedad del consumo inútil y desasosegado y otras continuaron en la brecha del mensaje de las ideas liberadoras de los sesenta.
Y Roland Barthes con su lúcida cámara nos prepara el camino del Punctum en la foto hacia la inevitabilidad de la muerte, o rememorando la exposición de McDarrah deambulamos por unos hechos sesenteros y setenteros que llegaron a ser fijados en el negativo del film para siempre, inmortalizados por un cliché que se revierte cada vez que el espectador contempla ese "fue" y en ese momento que ha pasado intervenimos con el recuerdo, aunque pudiera decirse que el  tiempo anterior “fuera peor”. 

Todo esto, en cuanto a esa relación que me ha sugerido el artículo de Muñoz Molina con la obra "La Cámara lúcida" como primera idea, una interrelación entre ambos y que posteriormente se me llena con ese recuerdo de un cine de verano, también en el blanco y negro de la fábrica de la nostalgia, pero en una España que caminaba a duras penas, recién salida de una guerra y llena de piojos y miseria.

MDGZ2014 
twitter MARIADOLORES73 @corduva73;
artículo de Antonio Muñoz Molina: la factoria de la nostagia
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/14/actualidad/1392375499_356159.html
La camara lucida de Roland Barthes