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Paseo de los Eucaliptos

domingo, 13 de abril de 2014

Comentario: El bodegón español del siglo XVII


FLORERO, BODEGON Y PERRITO.
Mº del Prado. Juan Van Der Hamen.
1625. óleo sobre lienzo.
228,5 cm x100,5 cm.
BODEGÓN DE JUAN VAN DER HAMEN (1596-1631). Pertenece a la serie de bodegones llamados cortesanos, que el pintor barroco español realizó a lo largo de su vida artística, entre otras obras en las que realiza retratos, paisajes y temas históricos. En concreto la obra que nos ocupa, Florero y bodegón con perrito, realizada hacia 1625, nos presenta sobre una mesa cubierta con rica tela en tonalidad verde aterciopelada, una naturaleza muerta compuesta por un gran florero de vidrio veneciano ornamentado con sobredorados aderezos. Las flores variadas, lirios, rosas, margaritas y pompones, se hallan dispuestas ordenada y simétricamente en una bella composición que indica la procedencia de Flandes de este subgénero dentro de “Naturaleza Muerta”. El florero se acompaña por una cerámica sobre la que se disponen dulces, pastas y frutas escarchadas de un lado, y una jarra de cristal y vaso con agua, ejemplo de la maestría en la captación de los brillos del cristal. Añade la figura de perro jugando con una fruta, lo que connota la fidelidad y la amistad que el animal representaba en las pinturas de la época. La composición, compleja en sí misma, se amplifica por la perspectiva en la profundidad del campo de visualización que la geometría de las baldosas del suelo introduce al motivo de la obra.
    El bodegón, término afín a la escuela española, o Naturaleza muerta –Nature morte-  nace a finales del siglo XVI y casi de manera simultánea en el norte de Italia, los Países Bajos y España, para la representación de objetos cotidianos, inanimados y tiene que ver tanto con el creciente gusto por la fidedigna representación del natural,  la veracidad, como por una recuperación erudita del mundo antiguo, un intento de emular al pintor Zeuxis, el mítico pintor griego capaz de pintar unas uvas que hasta los pájaros llegaban a picotearlas (posteriormente esta emulación pictórica pasaría a denominarse trompe d’oeil o trampantojo. Así también por los descubrimientos de los frescos de la Domus Aurea que tuvieron lugar en el Renacimiento. Tanto en Italia, con escenas vibrantes y teatrales y  con Caravaggio como punto de partida, o en los Países Bajos en el gusto por la minuciosidad, la exuberancia y el detalle, avalado por la primitiva pintura flamenca, así como por una creciente mercantilización y gusto por lo real o natural.
     Fue considerado como género menor dentro del arte de la pintura, y será la figura de Juan Sánchez Cotán en España quien defina el bodegón de la denominada “escuela española”. El toledano Cotán, acentúa los volúmenes con iluminación dramática, colmando de dignidad y monumentalidad los objetos y enseres humildes –Ver Bodegón de caza, hortalizas y frutas (1602, en Mº del Prado)-  con un esquema que se caracteriza por una rigurosa geometría en los elementos dispuestos en una ventana, una fresquera o alacena, reproduciendo lo real, contraponiendo curvaturas a los rígidos ángulos rectos. Felipe Ramírez, reflejo de la influencia de Sánchez Cotán también realizará bodegones con cardos, uvas, francolín y lirios, con intensidad tenebrista, con pinceladas cortas y paralelas. Y de igual manera, el pintor Van der Hamen, en un primer momento influido por Cotán, realizará en 1622 Bodegón con dulces y recipiente de cristal, en la que reproduce fidedignamente los objetos cotidianos y refinados manjares, refrigerios cortesanos que presentan en esmerados y ricos recipientes, -porcelanas, cerámicas, copas, jarros de cristal- y que va desarrollando en composiciones más complejas con mayor número de elementos, como el llamado “Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio (1627, Mº del Prado) disponiéndolos escalonadamente al modo de la antigüedad romana. El motivo de las flores imprime a las obras un carácter jovial, animado por la perfección del detalle y por el virtuosismo.  Es por ello que, ligado a la casa real española, y por su ascendencia flamenca, que desarrolla el tema del bodegón  para satisfacer la creciente demanda del coleccionismo cortesano.
   A lo largo del siglo XVII el género del bodegón adquirió mayor repercusión en toda Europa, teniendo un desarrollo muy personal, por lo que concierne a la pintura española, en Zurbarán, y siendo especialmente deleitante la pintura de bodegones de Juan Fernández “El Labrador”, Juan de Espinosa, Tomás Hiepes o Juan de Arellano, de los que existen bellas muestras en el Museo del Prado de Madrid.
MDGZ. Historia del Arte, Uned.


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