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domingo, 13 de abril de 2014

MICHELANGELO "IL CARAVAGGIO" DAVID CON LA CABEZA DE GOLIATH


Caravaggio - David con la testa di Golia.jpg

MICHELÁNGELO MERISI CARAVAGGIO. (Localidad cerca a Milán, 1571,
DAVID CON LA CABEZA DE GOLIAT.             1609-1610, Porto Ercole).
Roma, Galería Borghese.
    Supone una de las últimas realizaciones del pintor milanés, si no, la última, según investigaciones. El tenebrismo y tristeza que evoca la obra hacen referencia a los últimos oscuros años de su vida. La pintura formaba parte de la colección del Cardenal Scipione Borghese.
   El absoluto naturalismo que impregna la obra se manifiesta en el espacio compositivo así como en el tema central del pasaje bíblico. Sobre un fondo totalmente oscuro, carente de objeto o figura en penumbra, presenta al joven David con el triunfo victorioso de la cabeza del gigante Goliat. En tonalidades marrones, negros, blancos y plata sucia, y una iluminación que procede del lado derecho del personaje vencedor, combina los volúmenes del cuerpo de David con la cabeza repugnante del vencido, en cuya frente advertimos que fue derribado por una piedra de la horda del muchacho. La composición, basada en diagonales, el brazo derecho que porta la espada y el izquierdo, con la vertical de la mano de David y la cabeza de Goliat, se cruzan y enlazan con la diagonal que marca el muslo derecho del vencedor, manifiestan la maestría de Caravaggio como padre absoluto del naturalismo. Elementos bellos, como es el cuerpo de David y elementos grotescos, repugnantes, como es la cabeza degollada del gigante, que demuestra horror y espanto, a la que David contempla de manera compasiva y lejos de la soberbia.
    Sobre ambas imágenes se ha indagado en la propia personalidad de Caravaggio, no obstante su prodigiosa maestría, era pendenciero y de vida rocambolesca, y  probablemente esa propia cabeza sea el autorretrato del final de sus días. Y el joven David, apuesto y brillante su Caravaggino, que igualmente retrata en muchas de sus obras. Quizá ese tenebrismo pueda ser imagen y transposición del propio interior del pintor. En la espada que porta David se vislumbra una inscripción abreviada “H-AS OS, “La humildad mata la soberbia”, máximas muy acordes con la predicación de la Contrarreforma.
  De Michelangelo Merisi “Il Caravaggio” existe otra muestra en el Museo del Prado de nuestra capital. Ésta es “David vencedor de Goliat”, fechada hacia 1600. Que muestra un momento que no tiene antecedentes ni se menciona en el relato bíblico, al representar a David atando los cabellos del gigante para mostrar el trofeo a las tropas israelitas. El naturalismo es evidente en la obra. Es una composición monumental basada en dos diagonales y una vertical alineada con ambas cabezas e introduciendo al espectador en un primer plano, donde los escorzos, la iluminación y la penumbra, el bello cuerpo del muchacho la fealdad de la cabeza de Goliat se contraponen marcando esa línea natural fiel reflejo de la realidad.
    Il Caravaggio, máximo representante del llamado naturalismo-tenebrista marcó el hito en la reacción contra el academicismo, el manierismo, siendo el polo opuesto de la llamada “Escuela de Bolonia” representada por los hermanos Agostino y Annibale Carracci y de su primo Ludovico, reconquistando la vertiente clasicista “il vero naturale” otorgando plena libertad al creador. Por el contrario con su naturalismo, la imitación de la naturaleza –la mimesis-, revolucionó el arte de la representación pictórica. Su naturalismo llevó a la cumbre la representación de momentos emocionantes y culminantes de las Sagradas Escrituras, en fiel concordancia con el mensaje tridentino, reduciendo los elementos a lo mínimo, y mostrando el momento culmen del mensaje. El tratamiento de la luz, la penumbra, lo bello y la fealdad, las representaciones “vulgares” de la virgen o santos, del mismo Cristo, también le ocasionaron duras críticas y detractores. Y Aunque la obra de Caravaggio no creó escuela propiamente, sí dejó escasos pero grandes seguidores que nutrieron a la Iglesia y al poder de bellas, dramáticas y patéticas, sensibilidad y asco, composiciones como símbolos de los mensajes de la Contrarreforma (Véase como ejemplo Daniele Crespi, La Piedad, Madrid Museo del Prado, h. 1626).

   MDGZ, HISTORIA DEL ARTE. UNED.



David vencedor de Goliat
David, vencedor de Goliat
h. 1600.
Óleo sobre lienzo
110cm.x95cm.
Museo del Prado.






Comentario: El bodegón español del siglo XVII


FLORERO, BODEGON Y PERRITO.
Mº del Prado. Juan Van Der Hamen.
1625. óleo sobre lienzo.
228,5 cm x100,5 cm.
BODEGÓN DE JUAN VAN DER HAMEN (1596-1631). Pertenece a la serie de bodegones llamados cortesanos, que el pintor barroco español realizó a lo largo de su vida artística, entre otras obras en las que realiza retratos, paisajes y temas históricos. En concreto la obra que nos ocupa, Florero y bodegón con perrito, realizada hacia 1625, nos presenta sobre una mesa cubierta con rica tela en tonalidad verde aterciopelada, una naturaleza muerta compuesta por un gran florero de vidrio veneciano ornamentado con sobredorados aderezos. Las flores variadas, lirios, rosas, margaritas y pompones, se hallan dispuestas ordenada y simétricamente en una bella composición que indica la procedencia de Flandes de este subgénero dentro de “Naturaleza Muerta”. El florero se acompaña por una cerámica sobre la que se disponen dulces, pastas y frutas escarchadas de un lado, y una jarra de cristal y vaso con agua, ejemplo de la maestría en la captación de los brillos del cristal. Añade la figura de perro jugando con una fruta, lo que connota la fidelidad y la amistad que el animal representaba en las pinturas de la época. La composición, compleja en sí misma, se amplifica por la perspectiva en la profundidad del campo de visualización que la geometría de las baldosas del suelo introduce al motivo de la obra.
    El bodegón, término afín a la escuela española, o Naturaleza muerta –Nature morte-  nace a finales del siglo XVI y casi de manera simultánea en el norte de Italia, los Países Bajos y España, para la representación de objetos cotidianos, inanimados y tiene que ver tanto con el creciente gusto por la fidedigna representación del natural,  la veracidad, como por una recuperación erudita del mundo antiguo, un intento de emular al pintor Zeuxis, el mítico pintor griego capaz de pintar unas uvas que hasta los pájaros llegaban a picotearlas (posteriormente esta emulación pictórica pasaría a denominarse trompe d’oeil o trampantojo. Así también por los descubrimientos de los frescos de la Domus Aurea que tuvieron lugar en el Renacimiento. Tanto en Italia, con escenas vibrantes y teatrales y  con Caravaggio como punto de partida, o en los Países Bajos en el gusto por la minuciosidad, la exuberancia y el detalle, avalado por la primitiva pintura flamenca, así como por una creciente mercantilización y gusto por lo real o natural.
     Fue considerado como género menor dentro del arte de la pintura, y será la figura de Juan Sánchez Cotán en España quien defina el bodegón de la denominada “escuela española”. El toledano Cotán, acentúa los volúmenes con iluminación dramática, colmando de dignidad y monumentalidad los objetos y enseres humildes –Ver Bodegón de caza, hortalizas y frutas (1602, en Mº del Prado)-  con un esquema que se caracteriza por una rigurosa geometría en los elementos dispuestos en una ventana, una fresquera o alacena, reproduciendo lo real, contraponiendo curvaturas a los rígidos ángulos rectos. Felipe Ramírez, reflejo de la influencia de Sánchez Cotán también realizará bodegones con cardos, uvas, francolín y lirios, con intensidad tenebrista, con pinceladas cortas y paralelas. Y de igual manera, el pintor Van der Hamen, en un primer momento influido por Cotán, realizará en 1622 Bodegón con dulces y recipiente de cristal, en la que reproduce fidedignamente los objetos cotidianos y refinados manjares, refrigerios cortesanos que presentan en esmerados y ricos recipientes, -porcelanas, cerámicas, copas, jarros de cristal- y que va desarrollando en composiciones más complejas con mayor número de elementos, como el llamado “Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio (1627, Mº del Prado) disponiéndolos escalonadamente al modo de la antigüedad romana. El motivo de las flores imprime a las obras un carácter jovial, animado por la perfección del detalle y por el virtuosismo.  Es por ello que, ligado a la casa real española, y por su ascendencia flamenca, que desarrolla el tema del bodegón  para satisfacer la creciente demanda del coleccionismo cortesano.
   A lo largo del siglo XVII el género del bodegón adquirió mayor repercusión en toda Europa, teniendo un desarrollo muy personal, por lo que concierne a la pintura española, en Zurbarán, y siendo especialmente deleitante la pintura de bodegones de Juan Fernández “El Labrador”, Juan de Espinosa, Tomás Hiepes o Juan de Arellano, de los que existen bellas muestras en el Museo del Prado de Madrid.
MDGZ. Historia del Arte, Uned.


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